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Juventud divino tesoro

Hace ya una semana que termino la maravillosa salida procesional, extraordinaria, con motivo de su 250 aniversario fundacional, de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad. Observé en esta salida, un hecho que no me pasó por alto y que me llamó poderosamente la atención y fue, que las representaciones de las hermandades que acompañaban al séquito de la corporación que celebraba su salida extraordinaria, iban acompañadas por muchos jóvenes, algo que en principio alegra ver y hace pensar que el futuro de las hermandades está presente y es activo. Pero después, más fríamente y en el relax de mi casa, pensé dos cosas: 1.- Los más jóvenes son utilizados para portar los Simpecados, estandartes, que llevaban las hermandades representadas. Ya que a los miembros de gobierno, la edad le hace pesarle en exceso las varas de mando o los estandartes. 2.- Los mas jóvenes son utilizados para, mientras los miembros de gobierno de las hermandades representadas, no aparecen en el acto (porque tengan cosas que hacer, porque simplemente y llanamente, pasan de acudir a estos actos) se les da unas varas de mando, un estandarte o simpecado y se les dice, a la hora que tienen que estar y que es lo que tienen que hacer, mientras los miembros de gobierno, están desde fuera, viendo el cortejo y fotografiando a las imágenes.

Señores, observando el cortejo, el 60-70% de las representaciones estaban compuestas por chavales que no tendrían mas de 16 años y que no pertenecen a las juntas de gobierno y sencillamente se les utiliza por las ganas que se tiene con esa edad de ayudar-participar en lo que se pueda de la hermandad que uno es. ¿Dónde estaban los representantes de las juntas de gobierno de esas hermandades? El bien más preciado de una hermandad, aparte de sus imágenes, es el futuro que pueda tener esa corporación y ese futuro recala en sus jóvenes, que son los que van a heredar las directrices que lleve esa hermandad. Malas o buenas, pero sus señas de identidad, serán las que recojan ellos. Porque, mal que les pese a algunos miembros de gobierno de algunas hermandades, ellos no van a durar eternamente, aunque ya les gustaría, por ello, deberíamos darle a esos jóvenes la alegría de incorporarse en la hermandad poco a poco y en temas de acuerdo a su edad; cursos catequéticos, cursos preparatorios para que sepan el funcionamiento de una corporación, enseñarles el patrimonio de una hermandad y como cuidarlo y mantenerlo y no el utilizarlo para que tapen los huecos que dejan los que componen las juntas de gobierno, porque no se quieren perder el Madrid-Barça, por poner un ejemplo.