Llegó el 15 de agosto a la ciudad hispalense… y lo hizo, a las 00:00 horas de la noche, con el replicar de las campanas de la torre más sevillana de Sevilla, con su Giralda, que esperaba impaciente la salida de la Patrona de Sevilla y su Archidiócesis, en la que ya había gente esperando la salida de Nuestra Señora de los Reyes.
Sevilla y su provincia ya estaban deseando de que fuera las 08:00 horas de la mañana, para que la Patrona saliera por los alrededores de la Catedral, y así pedirle, rezarle y darle las gracias, porque otro año más, estaban allí, esperándola. Y así fue, cuando la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, empezaba a sonar en la Plaza de la Virgen de los Reyes, en torno a las 07:45 aproximadamente, para que la Virgen saliese a su hora prevista. La Banda Sinfónica de Sevilla, abría paso al cortejo de la Virgen de los Reyes, con un repertorio muy exquisito, como la marcha “Virgen de los Reyes Coronada”, “Virgen de los Reyes”, “Glorias de Sevilla”, “Corpus Christi”, “Estrella Sublime” y terminaba con “Coronación de la Macarena” cuando acababa este pequeño recorrido.
Un cortejo, en el que los hermanos de la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando, portaban cirios acompañando a la Virgen, incluyendo también la representación de la Parroquia del Sagrario, a parte las representaciones políticas, militar, sobre todo religiosa.
Llegó la hora, la imagen fernandina de la Virgen de los Reyes salía a las calles, donde todos los sevillanos, devotos y fieles, la admiraban y se refugiaban en esa sonrisa tan bella que solo nuestra Virgen de los Reyes tiene. La Virgen lucía para esta ocasión, el manto de su Coronación, de color celeste y su exorno floral, como es tradicional, completamente lleno de nardos, en el que dejaba un aroma, un tanto especial, cuando pasa la Patrona de Sevilla.
En este año, se caracteriza la ausencia de la Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que por problemas de salud no pudo asistir a los cultos en honor a Nuestra Señora de los Reyes, pero esta vez lo hizo el obispo Santiago Gómez Sierra. También se caracterizaba la minoría de representaciones políticas, ya que el alcalde Juan Espadas no quiso que fuera tanto representante a dicha procesión.
Y por último tras la representación política, llegaba la representación militar, en la que al final de la procesión, como todos los años, la Virgen de los Reyes, se puso de cara a la Plaza que lleva su nombre, donde esta representación del Ejército, saludaba a la patrona de Sevilla, con sus saludos militares.