En este periodo estival, en el que estamos, este año mas que nunca, se oye y mucho las destituciones de tal capataz o cual capataz que sacaban tal paso o tal otro. Y la gente se lleva las manos a la cabeza como si eso fuera algo extraordinario, como si fuera algo que nunca hubiese ocurrido hasta ahora. En mis 32 años de costalero, ya no salgo (problemas de salud, me hicieron desistir con todo el dolor de mi corazón) he visto años si, año también, cambios de capataces, de un paso o de otro. He salido en dos cofradías (que eran las que de verdad sentía) pero he ido a echar una mano a muchas otras y en todas cuecen habas. He visto hacerle la cama la cuadrilla de costaleros a un capataz para quitarlo y poner a otro que tenían ya pensado. He visto a juntas de gobierno, quitar al capataz, por el simple hecho de no comulgar con él y sin tener siquiera una charla para decirle como tiene que andar o si se pliega a las exigencias de la junta. He visto a un Capataz, presentarse a hermano mayor, para que nadie pudiese quitarlo del cargo, si entraba otro hermano mayor y así perpetuarse en el cargo.
He visto costaleros que como costaleros, eran buenísimos, pero como capataces eran nulos, mantenerse en el cargo, hasta que lo echaron. He visto capataces que prometían llevar una cuadrilla a otra hermandad y fallarle la cuadrilla prometida y la junta cesarlos. Incluso he visto traer una cuadrilla de portadores, que no sabían como trabajar de costaleros, con un capataz de cargadores y tener que aprender en tres ensayos. Como ya he dicho antes, en este mundo en 32 años de costalero he visto de todo y por eso no me asombro por estas noticias que llegan día si, día también de idas y venidas, porque siempre han existido. Lo que realmente si me asombra es que en esos 32 años, no se haya avanzado nada y las juntas de gobierno, sigan cayendo en los mismo errores de antaño y no hayan aprendido nada o que los costaleros con su juventud quieran a un capataz amigo suyo por encima del que va delante por el simple hecho de que “no es su amigo” He visto a gente muy valida (algunos demasiados validos) caer como castillos de naipes, por venganzas y la verdad es que eso al final hace mella. En una hermandad que estuve 20 años cambiaron de capataz 13 veces, creo que es una exageración y algo que no se puede entender.
