Blog

Sevilla se rindió ante el Señor del Gran Poder

Cuando Dios salió a la calle. Jamás olvidará Sevilla ese día. Y ya ha pasado un año. Pero lo que aquel día se vivió queda grabado en el corazón de todo aquel que se puso a los pies del Señor. Aquel día las calles de Sevilla estaban llenas de corazones de fe que latían al compás del andar racheado del Señor. Había miles y miles de personas, no había un hueco en las calles de la ciudad, porque todo rincón, esquina y ventana estaban llenos de Él y de su infinita misericordia. Muchísima devoción en silencio,  pues nadie podía mediar palabra ante tanta verdad. Una verdad imponente, sobrecogedora.

Salió ese Gran Poder que todo lo llena. Ese Gran Poder que te hace sentir pequeño, que eres terrenal y que él es todo. Que llega a niños y no tan niños. El que vive en San Lorenzo y que siempre tiene sus puertas abiertas a quien acercarse,  a todo aquel que  quiera hablar con él, porque siempre escucha y atiende a nuestras  súplicas. Aunque sea el quién cargue con la cruz.

Aquel jueves que bajó del cielo para andar por Sevilla y caminó sembrando amor por las calles, derrochando devoción y fe ante su caminar. Aquel día se abrieron unas puertas de la catedral que se quedaron pequeñas a su entrada.

El domingo, día del Señor, volvió a su casa. Y lo esperó una multitud. Más de 200.000 almas aguardaban a su encuentro. Sevilla se rindió ante Dios. Un sol radiante dio color al día, Monte-sión puso la música y El Convento puso el momento más emotivo. Imposible no emocionarse al escuchar las voces angelicales de las hermanitas. Cuánta belleza.

Ha pasado un año ya,  y pasarán los años y los siglos y todo seguirá igual. El Gran Poder siempre estará. Siempre será la devoción más grande de Sevilla. Y yo me seguiré preguntando qué pensaría Juan de Mesa cuando con sus manos talló las de Dios hecho hombre,  y que pensaría cuando llegase al cielo y allí lo encontraría.