Hoy su gente está contenta,
le han puesto nombre a ese blanco
porque esta tarde sonríe
la Virgen de San Gonzalo.
El barrio prende colores
encima de los naranjos.
Colgaduras con la fuente,
verdades que en lo diario
reflejan la algarabía
de esta espera que ha llegado.
Sus hermanos la contemplan.
Se ha hecho paso de palio.
Es el tiempo sin ser tiempo,
Lunes Santo adelantado.
Y regresan los recuerdos,
en la risa y en los labios
de aquellos que están dormidos
y en el cielo se han quedado.
Hoy su gente está contenta,
le han puesto nombre a ese blanco
porque esta tarde sonríe
la Virgen de San Gonzalo.
Sonríe porque está guapa.
Ella es la dueña del blanco.
Este amor que la pretende
no solo cuenta los años
de una fe que va corriendo
para saber que ha brotado
el blanco del azahar
para rendirse a su paso.
Tantas veces lo esperó.
Tanto quiso al Soberano
que esta tarde su cuadrilla
serán sus pies derrochando
ese arte que los hizo
maestros de lo sagrado.
Este blanco tiene historia.
Es asilo y es el ánimo
de hacer siempre Caridad
como el mejor de los mantos.
Hoy su gente está contenta,
le han puesto nombre a ese blanco
porque esta tarde sonríe
la Virgen de San Gonzalo.
La plaza se quedó en vela.
Esta noche vuela alto
todo aquello que se fue
para quedarse a su lado.
Te vas a la Catedral
dejando un vacío claro.
En siete días vendrás
con tu corona reinando.
Un orgullo que se forja
con la fe de tus hermanos.
Una Madre que no habla
y que escucha en su retablo
y que al mirarte a los ojos
Ella sabe que has ganado
el cielo porque le cuentas
la verdad de tantos años.
Sevilla tiende su alfombra.
Tiembla el río en su descanso.
Eres la felicidad.
Contigo iremos andando…
Hoy su gente está contenta,
le han puesto nombre a ese blanco
porque esta tarde sonríe
la Virgen de San Gonzalo.
Álvaro Carmona López
