La Virgen de la Salud Coronada regresó a Triana en una procesión triunfal
Eran las cuatro y media de la tarde en Sevilla. Sonaban los tambores de la banda de las Cigarreras en la plaza de la Virgen de los Reyes, señal de que la cruz de guía ya estaba en la calle. Un extenso cortejo formado por 84 representaciones y 600 hermanos con cirio antecedían a la Virgen, que se ponía en la calle a las cinco en punto. Tras el himno nacional, sonaba su Salve entonada por todo el público allí presente. Destacaba el exquisito exorno floral realizado por Javier Grado y su floristería, el cual estaba compuesto por orquídeas vanda, rosas cream, rosas jardín, hypericum, sinfocarpio, rubekia, erika, eucaplipto marrón y nardos con swarovski.
No paraban de repetirse los vivas y los aplausos, que se hacían aún más sonoros cuando la banda de música Santa Ana de Dos Hermanas interpretaba la marcha “Esperanza de Triana Coronada”. En la calle Alemanes, el público comentaba el cimbreo de la corona, hecho que provocó que las levantadas fueran a pulso hasta el Ayuntamiento, donde los priostes pudieron solventar el problema. Pasadas las seis de la tarde llegaba la Virgen a este punto, donde era recibida por las representaciones y las autoridades. Una lluvia de pétalos caía desde uno de los balcones mientras el palio reviraba hacia el público al compás de la marcha “Aires de Triana”. Posteriormente, sonaba una de las nueve marchas de la coronación cuando la Virgen pisaba la alfombra de sal y se repetían los vivas y los aplausos. Aproximadamente media hora después el palio ya se dirigía a la calle Tetúan en busca de la iglesia del Santo Ángel. Aún quedaban muchas horas de procesión por delante en una jornada histórica para la hermandad del barrio León.
