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Así será el misterio para la Cofradía de Zamarrilla

El imaginero malagueño Juan Vega será el encargado de realizar el misterio que acompañe al Cristo del Santo Suplicio de la hermandad de Zamarrilla.

Así se decidió en el cabildo celebrado en la tarde de ayer con 75 votos a favor, 46 en contra, 4 abstenciones y 4 votos nulos. A partir de este momento se empezará a trabajar en este misterio sin concretar aún la fecha de su estreno en la Semana Santa.

Se trata de un misterio que representa el momento del despojo de las vestiduras del Señor, donde el centro de atención es Nuestro Padre Jesús del Santo Suplicio, el resto de la composición establecida respeta las líneas de perspectivas de cada una de las figuras, sin estorbarse ni ocultarse mutuamente en ninguno de los ángulos en los que se contemplen.

El grupo en su integridad queda conformado por una estructura casi piramidal que parte diagonalmente desde la cabeza del Señor, creando así un efecto que ofrece grandes posibilidades plásticas y expresivas.

El misterio está formado por seis figuras, todas ellas soldados romanos que aparecen con distinta indumentaria para romper la monotonía. Por una parte dos de ellos presentarían la impronta habitual, compuesta de corazas y cascos repujados, capas y demás aditamentos, y los otros dos restantes lucirían atuendos más simples compuestos de tunicelas cortas y petos de cuero y con las cabezas descubiertas, con lo que quedarían distinguidas dos clases de rangos en la soldadesca, una formada por los meros ejecutores del castigo, o sayones en el sentir popular, y otra con los que efectuaban las labores de vigilancia y supervisión de la condena.

De esta forma el sayón más inmediato al Señor queda ubicado a su siniestra y en ademán de desnudarlo, mientras que a la derecha y precediéndole aparece un legionario que aferra con una de sus manos la atadura que ha usado camino del Calvario para conducirlo y con la otra muestra el letrero o “titvlvs” del INRI que posteriormente será clavado en la cruz para manifestar los cargos que concurren en quien van a ejecutar.

En el suelo, y colocada en eje, está la cruz en cuyos ambos extremos verticales se sitúan otros dos sayones que arrodillados se afanan con los preparativos previos a la crucifixión, lo que delatan las cuerdas que maneja el primero, destinadas a alzar el madero, y el segundo, en la parte posterior del trono, abriendo los agujeros para facilitar la fijación de los clavos.

Cierra la composición dos legionarios que erguidos aparecen ajenos a lo que acontecen, distraídos, porque se han hecho con las otras prendas que vestía Cristo y están decidiendo repartírselas a suerte, lo que se refleja claramente en la actitud de uno de ellos que señala con un dedo el dado que utilizarán para este fin.

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