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Sevilla Sacramental

Más allá de la algarabía de las procesiones, las bullas, las hileras de nazarenos y las humaredas interminables de incienso, Sevilla también es sacramento, y se prepara para que la procesión del Corpus Christi se introduzca por el núcleo urbano de la capital.

Vísperas de día de gozo y de gloria en el lugar más bonito del mundo. Sevilla se engalana como sólo ella sabe para recibir la comitiva del Santísimo por sus calles. Los sevillanos madrugan para seguir adentrándose en la tradición y en el corazón de la población, para acompañar a Jesús Sacramentado.

En los días previos, los suelos de las calles cambian la cera por juncia y romero, un olor característico que inunda cada paso y nos traslada a nuestra niñez. El calor y los días de sol, los montajes de altares sacramentales por las calles, los escaparates de las tiendas de antaño, los balcones con sus espigas, las bandas en pasacalles, la luz… todo listo, y es que en Sevilla todo tiene su preparación, porque disfrutamos más de lo que se nos brinda en las vísperas, de la nostalgia de lo que se nos va, del montaje de lo que nos gusta, de la ilusión porque la fiesta llegue un año más.

La mañana festiva comienza bien temprano, cuando el Señor de la Cena emprende su ida para presenciar la procesión del Santísimo desde el Palacio Arzobispal. La tarde antes, la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, patrona de la Corporación municipal, acude de San Julián a la fachada de la Plaza de San Francisco para contemplar los actos sacramentales, un año más.

La procesión del Corpus emprende su paso cuando el Señor de la Cena llega a su lugar. Un cortejo que marca el día, la alegría y la luz en su caminar. La sucesión de hermandades y Santos e imágenes veneradas e ilustres de la ciudad, San Ángela de la Cruz, Santa Justa y Santa Rufina, San Isidoro, San Leandro, San Fernando, La Inmaculada, El Niño Jesús, la Santa Espina, y finalmente, La Custodia con Jesús Sacramentado, corona la comitiva más larga que posee la capital andaluza.

Y es verdad aquello que hay tres jueves en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión, y en esta bendita ciudad no iba a ser menos.

(Fotografía Victor González)