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La Noche más esperada

Cuando era pequeño, mis padres, me enseñaron que los tres reyes magos me traerían la noche del 5 de enero al 6 de enero (festividad de los tres reyes magos, o epifanía de los tres reyes magos.) Regalos por haber sido bueno y que esa mañana del día 6 de enero era el día mas esperado por todos los niños del mundo. Yo no estaba muy convencido de que fuera el día mas esperado por los niños o por lo menos por mi, ya que había otro día, que a mi se me antojaba mucho mas importante y que esperaba con mas ilusión, pero sobre todo era la noche anterior la que me causaba un anhelo por la llegada del día, que hacia que me quitase el sueño, no podía conciliar el sueño, porque pensaba en música, en olores de flores de naranjos, de incienso, en la vista de un Cristo o su bendita Madre, meciéndose al compás de una marcha que se tocaba expresamente para ellos, pensaba en la salida a la calle de toda mi familia a admirar el pórtico primaveral en la ciudad que me vio nacer, pero sobre todo volvía a pensar y a recordar en las saeta que mi madre cantaba desde un balcón de las tendillas, que se preparaba expresamente, para que mi bisabuela, mi madre y dos hermanas de mi madre, cantasen una detrás de otra, saetas dedicadas a las imágenes que pasaban por la carrera oficial, ese recuerdo, que no se si era recuerdo o leyenda escuchada una y otra vez y que a fuerza de escucharla, se convertía en “recuerdo vivido”

Esa noche, disfrutaba de una manera maravillosa, porque dejaba volar mi imaginación, pensando en lo que iba a ver en los siguientes 8 días, pensaba en la salida dificultosa de una hermandad saliendo de San Lorenzo con su pórtico todavía tapiado y solo el arco central abierto, o ese Cristo Rescatado o el Santísimo Cristo del Esparraguero, que les daba las 5 o las 6 de la mañana en la plaza “del apargate” cantándole María Zamorano “la talegona”y su familia, saetas una detrás de otra sin parar, o en San Basilio al Cristo de la pasión que le amanecía en la calle, porque los saeteros no querían que se metiese en la iglesia. O cuando el jueves santo la cofradía de la caridad traía a los legionarios, el esparraguero traía a la infantería y la Santísima Virgen de las Angustias traía a la artillería y se echaban piques entre ellos para ver que compañía, desfilaban mejor delante de los cordobeses. Esas vivencias que disfrute a Dios gracias con mis padres y hermanos hicieron que la noche mas esperada y el día mas querido por mi fuese la noche previa al Domingo de Ramos, que se abría en todo su esplendor y llenaba mi mente de la maravillosa sensación de que lo que mas deseaba, por fin había llegado, de que lo que mas anhelaba me depararía una maravillosa semana de pasión.