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«A tus plantas…»

Como dice su himno: “a tus plantas se postra Sevilla…” y fue así, un año más la ciudad hispalense volvió a acoger el besamanos de su Patrona, el besamanos de Nuestra Señora de los Reyes.

Llegó el día. Llegó el 4 de agosto, primer besamanos en honor a Nuestra Señora de los Reyes y así se hizo cuando la Puerta de Palos de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, abría minutos antes de las 18:00 horas, la Capilla Real, y al pesar del calor que hacía en esos momentos en la ciudad, los sevillanos, hermanos y devotos, no dejaron sola en ningún momento a la Santísima Virgen. Una cola de fieles y devotos que cada vez se hacía más grande, incluso llegando al principio de la calle Alemanes y en el que la Asociación de Fieles tuvo que cerrar las puertas más tarde de lo normal, lo hizo a las 22:30 horas aproximadamente, teniendo previsto cerrar el besamanos a las 22:00 horas.

En esa cola se vivían momentos intensos de espera, pero la fe todo lo puede y así se hizo cuando ya cruzaban el dintel de la puerta de la Capilla Real, en el que se vivieron momentos muy emotivos junto a la Patrona de Sevilla, tanto como niños pequeños como personas mayores, para darle el beso, a la Virgen de los Reyes.

También en la jornada del 5 de agosto, en su segundo y último día de besamanos, también tuvo gran influencia de público, en el que en algunos momentos, la fila de personas llegaba al principio del Palacio Arzobispal. Según avanzaba la mañana, fue quedando menos público en la Plaza de la Virgen de los Reyes, por las fuertes temperatura que hacía.

La Virgen luce pecherín de topacios, saya confeccionada del vestido de novia de Dª Dolores de Borbón, en el que el pecherín, contiene numerosas joyas donadas por las reinas Victoria Eugenia y María Cristina. En este besamanos la Virgen llevaba el manto de brocado verde y en el también portaba en su cabeza, la corona de besamanos de filigrana de oro, perlas y piedras preciosas, restaurada por Fdo. Marmolejo.

Un besamanos como viene siendo normal en todos los años, pero parecía que era igual, pero estaba lleno de detalles. Se hacía presente en la Capilla Real, de que el camarín de Nuestra Señora de los Reyes permanecía cerrado y en el que estaba presente el pendón de San Fernando III.

La Virgen de los Reyes permanecía, como viene siendo habitual, en el epicentro de la Capilla Real, rodeada de muchas flores, expuestas en forma cónica.

Y así quedó el primer besamanos de Nuestra Señora de la Virgen de los Reyes, quedando claro que Sevilla sin su Virgen de los Reyes, no sería Sevilla…